Tres años de sequía y un calor agobiante han dado paso a un otoño lluvioso y ventoso. El Guadiana a su paso por nuestra ciudad se ha sobredimensionado y enturbiado, adquiriendo un color marrón que ha hecho olvidar el nenúfar. Esperemos que cuando las aguas se calmen el problema haya disminuido y nuestro río cambie su imagen.
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